-Periodo orbital: 60,190 d (164,79 años)
-Radio orbital medio: 4,503 x 109 km (29,776 UA)
-Masa: 1,0243 x 1026 kg (17,15 MT)
-Radio: 24,764 km (3,883RT)
-Gravedad en la superficie: 11,15 m/s2
-Satélites: 13
Nota: Todas las magnitudes están expresadas en unidades del SI, usando notación científica en los casos requeridos. 1UA ≈ 150 x 106 km, que es la distancia entre el Sol y la Tierra. MT = 5,9736 x 1024 kg, que es la masa de la Tierra y RT = 6.371 km su radio.
Llegamos por fin a la última parada (bueno no en sentido estricto) de nuestro viaje. Señores pasajeros, a su derecha podrán ver una gran esfera de color azul intenso salpicada en su superficie por pequeños cúmulos de nubes. Lo que están viendo no es otra cosa que Neptuno, el último planeta de nuestro Sistema Solar (recordamos que Plutón fue excluido de esta clasificación por razones de convenio), que fue nombrado a partir del dios romano de los mares.

Como ya dijimos en el artículo anterior, Neptuno es el cuarto planeta en tamaño pero el tercero en masa como consecuencia de tener una mayor densidad que Urano. Por ser el más alejado del Sol fue el último de los planetas en ser descubierto. Sin embargo, antes de ser observado por primera vez mediante telescopios (Galileo fue el primero en observarlo pero no lo reconoció como tal) su existencia fue predicha por varios astrónomos al advertir unas perturbaciones periódicas en la órbita de Urano. En 1846, Neptuno fue observado a tan solo 1º de diferencia de la posición en la que se había predicho que se encontraría.
Comparte la denominación de gigante helado con Urano, con el que también comparte gran parte de sus características. Su estructura interna está formada por un núcleo metálico en el centro, rodeado de capas de agua y amoniaco a presiones de hasta 700 GPa y 5400 K. Estas condiciones hacen que nos volvamos a encontrar una vez más con que el agua se encuentra en un estado denominado agua iónica. Conforme nos alejamos del núcleo y las temperaturas y presiones descienden los «hielos» que forman las capas interiores pasan a estado líquido y las concentraciones de amoniaco aumentan.
La atmósfera de Neptuno, a diferencia de la de Urano, está formada en su mayor parte por hidrógeno y helio, como en el caso de los otros dos planetas jovianos restantes. El color azul, como en el caso de su predecesor, se lo confiere el metano que también se encuentra en su atmósfera y que absorbe las longitudes de onda más cortas de la radiación incidente. El hecho de que el azul de Neptuno sea mucho más intenso probablemente se deba a algún otro elemento cuya naturaleza no ha sido determinada.
Las capas exteriores están cubiertas por un grueso manto de nubes cuya composición varía según la altitud. En este caso no encontramos la típica estructura de bandas que podíamos observar en los otros gigantes gaseosos. En cambio, si que podemos ver estrechas bandas de nubes blancas, de unos 50 a 150 km de ancho, que rodean el planeta proyectando sombras sobre la capa uniforme que yace debajo. Como también dijimos, a pesar de encontrarse más alejado del Sol, Urano tiene una atmósfera más fría que Neptuno. Esto se debe a la alta concentración de hidrocarburos en la atmósfera del segundo respecto al primero.

Bandas de nubes blancas que rodean Neptuno.
Antes de pasar al tema principal, hacemos dos pequeñas menciones: la primera a la magnetosfera de Neptuno, que también comparte con la de Urano su gran inclinación respecto al eje de rotación (47º) y el estar descentrada, es decir que su eje pasa a una distancia de 13.500 km del centro del planeta, aproximadamente poco más de la mitad del radio del planeta; la segunda se refiere a su sistema de anillos, que no podía faltar como buen gigante gaseoso que es, pero que es aun más débil que el de Urano.
Pero llegamos al plato fuerte, y es que si por algo destaca Neptuno es por sus potentes vientos. A diferencia del otro gigante helado, éste presenta una gran actividad meteorológica a pesar de que su eje de rotación tiene una inclinación parecida al de la Tierra. El patrón de vientos del planeta es relativamente complicado y presenta una gran gama de velocidades y direcciones. Sin embargo una característica que parecen compartir es las altas velocidades a las que sopla a lo largo de todo el planeta.
Con una velocidad sostenida de hasta 600 km/h y picos de hasta 2100 km/h Neptuno es con diferencia el planeta más ventoso del Sistema Solar. Las velocidades del viento han podido ser determinadas con relativa precisión observando el movimiento de las bandas de nubes que hemos mencionado anteriormente.
¿Os acordáis de la Gran Mancha Roja y Júpiter? ¿Y de la Gran Mancha Blanca de Saturno? Si ese es el caso supongo que ya habréis adivinado que, en un arrebato de envidia, Neptuno también presenta un gran anti-ciclón en forma de mancha oscura en su superficie. ¿Su nombre? Como si por algo destacan los astrónomos es por su originalidad (solo hace falta ver los nombres que les dieron a los anillos de Saturno o Urano), ésta ha sido denominada la Gran Mancha Oscura y tiene un tamaño de unos 13.000 km de ancho por 6.600 de alto.
Al Sur de la Gran MAncha Oscura nos encontramos otras tormentas. Las que más resaltan son el grupo de nubes blancas denominado «Scooter» y, de forma similar a Júpiter, la Pequeña Mancha Oscura. La tormenta Scooter recibe su nombre porque cuando se observó por primera vez su movimiento era mucho más rápido que la Gran Mancha Oscura (sí, lo se a mi también me parece un poco triste). Por otro lado, la Pequeña Mancha Oscura, de dimensiones obviamente menores que su compañera, se trata de un ciclón en cuyo centro se puede observar un punto brillante en la fotografías de más alta resolución.
El mecanismo por el que se generan estas manchas es todavía desconocido pero por la imágenes se sabe que se deben de crear en las capas más bajas de la troposfera y que lo que nosotros vemos no es más que un reflejo de lo que está ocurriendo debajo. Por esta razón también se cree que pueden existir otras muchas manchas debajo del manto de nubes que no hemos sido capaces de detectar.

La Gran Mancha Oscura (arriba) y la Pequeña Mancha Oscura (más abajo).
Aparte de la tremenda cantidad de tiempo que invierte Neptuno en completar un órbita, también destaca por la repercusión que tiene sobre otros cuerpos cercanos. Ya hemos comentado la influencia que tiene sobre la órbita de Urano pero también produce una serie de resonancias orbitales en el cinturón de Kuiper, un cinturón de asteroides situado más allá de la órbita de Plutón y del que hablaremos en otro momento.
Por último hacer una breve mención al gran satélite de Neptuno, Tritón, que comprende prácticamente toda la masa en órbita alrededor del planeta. Además de ser el séptimo satélite del Sistema Solar en lo que a masa de refiere, también destaca por ser la única luna de grandes dimensiones con movimiento retrógrado, es decir, que orbita en sentido contrario a la rotación del planeta, lo que indica que fue capturado por la gravedad de Neptuno. El resto de las trece lunas de Neptuno las conforman pequeños cuerpos, algunos de los cuales no fueron descubiertos hasta hace poco menos de 10 años.
En la saga de la Fundación de Isaac Asimov, la existencia del Sistema Solar no es más que un mito. En uno de los libros, un grupo de exploradores dispuestos a encontrarlo hace una serie de comentarios respecto a los planetas que la conforman: hablan de gigantes de dimensiones colosales, de otro con anillos de dimensiones comparables a las del propio planeta, de planetas con potentes vientos que azotan su superficie… Menciono esto porque resulta curioso observar como podría ser visto algo tan familiar para nosotros por un viajero ajeno a nuestro Sistema Solar (si bien la ciencia esta demostrando que en el resto del Universo existen cosas mucho más llamativas).
Pero sobre todas las cosas, el foco de todas las leyendas referentes al Sistema Solar es la joya de corona, el único planeta en el que hasta la fecha se sabe que existe vida y que encima lo hace de forma tan abundante y diversa, la Tierra. Pero nosotros no nos acercaremos con supersticiones ni fabulaciones, sino con actitud curiosa y ávidos de conocimientos. Conocemos muchas cosas de la Tierra pero muchas otras permanecen ocultas, sobre todo las escondidas debajo su corteza. En próximos capítulos intentaré mostraros alguno de estos secretos.